domingo, 15 de noviembre de 2015

Todos los muertos son el mismo lamento. Todos los heridos son el mismo tormento.


En Las Dos Orillas. http://www.las2orillas.co/trinas-letrinas/ 

Por:  . En las dos orillas.
"Pasas del twitter al facebook y te encuentras ahora con el coro de voces que te señalan qué muertos debes lamentar más, que si los de acá o los de allá, que no olvides a Beirut en llamas mientras arde París, que los niños de La Guajira y los indígenas del Cauca, que las Farc son lo mismo que Isis, que te señalan que debes sentirte mal por expresar tu solidaridad porque eres esnob al compartir una frase o una bandera en luto, que te estás dejando manipular por la “mirada hegemónica occidental”,  que esto y que aquello y que lo demás… y después de dardos de enojo y de indignación que se cruzan unos y otros porque has lamentado 129 muertos y 335 heridos —99 de ellos gravísimos— me pregunto ¿acaso hay sangre más roja que otra? Uno no le dice a nadie “lo que debería dolerte es esto” porque nadie es dueño siquiera del dolor propio. El dolor duele, es así. Es contundente. No lo escoges. El dolor te elige a ti.
Todos los muertos son el mismo lamento.
Todos los heridos son el mismo tormento.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

El grito


Más allá del niño de la playa

Así como la niña del napalm se convirtió en símbolo de la guerra de Vietnam (1972) y la niña Omaira de la tragedia de Armero (1985) y la niña del buitre de la hambruna de Sudán (1993), así, Aylan Kurdi, el niño de la playa, se acaba de convertir en símbolo de un mundo ajeno. El que gran parte dela humanidad ha venido construyendo desde hace siglos para el disfrute de una minoría que lo maneja y aprovecha como finca de su propiedad.
Vemos una y otra vez las fotos y no nos cambia la vida. Sabemos que cosas iguales o peores a las sucedidas en Vietnam, Sudán, Siria siguen y seguirán pasando, frente a la vista corta de millones de hombres y mujeres que por la razón que sea prefieren mirar para otro lado. (O hacer zancadillas —la reportera húngara es una vergüenza para el oficio— a quienes escapan de un destino infame).
Por indiferencia, impotencia, egoísmo, necesidad…, nos tapamos los ojos para no impresionarnos mucho. Decimos que es el colmo que esas cosas pasen. Nos impactamos, incluso lloramos un poquito y hasta con sinceridad. Pero rápidamente nos sobreponemos. A lo que vinimos, a hacerles seguimiento a las vidas ejemplares que ante las cámaras transcurren, las de las Kardashian por ejemplo. Dan rating a las televisiones, plata a las protagonistas y anestesia a miles de televidentes que entre reality y realidad no detectan diferencia alguna.
La vida es show y los espectadores la miran pasar en coma profundo.
Y tales fotos (Vietnam, Sudán, la playa turca a manera de escape del exterminio en siria) no son ajenas al espectáculo. Le dan la vuelta al mundo, ponen a reflexionar a los gobernantes, encienden tenues luces de esperanza… Ahora sí van a cambiar las cosas… Y a la vuelta de unos días ingresan a los archivos fotográficos de donde apenas saldrán de tanto en tanto para hacer sonrojar a la Historia, si es que un tris de humanismo aún le queda.
No acostumbramos a ir más allá de lo que, de golpe, nos conmueve.
La imagen de AK, acostado en la arena en la posición en la que suelen dormir los bebés, relajado y con la ropa intacta, además de mostrar el cuidado amoroso de sus papás y la delicadeza con la que el mar lo sacó a la orilla, es un llamado de atención —otro más— sobre la barbarie a la que hemos llegado en medio de tanta civilización y sobre los síntomas inequívocos de la enfermedad incurable que caracterizará al siglo XXI: el desplazamiento.
(Según Acnur, cerca de 60 millones de desplazados forzosos había en el planeta a finales de 2014, un triste récord jamás alcanzado antes. De ellos, dos millones estaban a la espera de asilo y 20 millones eran refugiados; el resto, desplazados al interior de sus propios países. Colombia, con los seis millones largos que aporta, ocupa el deshonroso segundo lugar en el ranking mundial. Después de Siria, la tierra que expulsó a Aylan).
¿Cuál es la foto que estamos necesitando para que miremos la viga en el ojo propio en lugar de estar fisgoneando las pajas en los ajenos? (Eso sin detenernos a escudriñar en Urabá, corredor por el que deambulan hacia el Darién, en condiciones infrahumanas, chinos y africanos en busca de la tierra prometida.)
De Aylan, lo más seguro es que no se hubiera sabido nada si la fotógrafa no se hubiera topado con su cuerpo en esa playa. Si acaso, hubiera ocupado un renglón en los listados de aspirantes a refugiados muertos en el intento, elaborados por Acnur. (Hasta el mes de agosto, sin contar sucesos como el del contenedor en Austria, la embarcación de los Kurdi, los transeúntes del Eurotúnel, la cifra que haría reaccionar a una humanidad distinta a la nuestra sobrepasaba los dos mil migrantes desaparecidos.)
Y la comunidad internacional —bruta, ciega y sordomuda; torpe  traste y testaruda, ¿cierto, Shakira?—, impávida. Mientras haya Kardashian que la distraigan…
COPETE DE CREMA: Morir por evitar la muerte es la esencia de lo que está pasando. Es la muestra fehaciente del fracaso de la geopolítica y la geoeconomía. Es la evidencia de que “aldea global” y “ciudadanos del mundo” son conceptos huecos. Es la triste realidad: mientras las naciones y las economías poderosas se aprovechen de la necesidad que tienen de ser explotadas las naciones y las economías desfavorecidas, el mundo seguirá siendo paraíso de explotadores de todas las pelambres: señores de la guerra, monopolios de alimentos, terratenientes internacionales, laboratorios inescrupulosos, traficantes de personas y de lo que sea, etcétera. Un mundo hostil que tiene falseados los cimientos.

viernes, 22 de mayo de 2015

" Las Farc suspenden el cese unilateral del fuego"


" Las Farc suspenden el cese unilateral del fuego" .http://www.eltiempo.com/…/farc-suspenden-el-cese-u…/15802675 Los guerreristas otra vez felices. Una vez mas las palabras de Estanislao Zuleta tienen vigencia. “Solo un pueblo escéptico sobre la fiesta de la guerra, maduro para el conflicto, es un pueblo maduro para la paz”.http://www.eltiempo.com/…/farc-suspenden-el-cese-u…/15802675




Columna de María Jimena Duzán en Semana. "No sé si los que quieren volver a la guerra son la mayoría o la mitad de los colombianos o si lo que ocurre es que, de tanta violencia, muchos colombianos perdieron la posibilidad de saber cuál es la diferencia entre la paz y la guerra. Lo que sí sé con seguridad es que están tremendamente equivocados: la guerra no puede ser una forma de vida, ni el fundamento de nuestra cultura política ni de nuestra idiosincracia. Puede que sea lo que mejor conocemos –infortunadamente la hemos padecido por más de 50 años–, incluso puede que hasta nos hayamos acomodado a ella desarrollando una cohabitación monstruosa con la muerte, pero eso no significa que la guerra sea mejor que la paz. " http://www.semana.com/opinion/articulo/maria-jimena-duzan-en-defensa-de-un-sueno/428740-3 

martes, 21 de abril de 2015

Mar de Lágrimas. "No celebro ningún muerto". Columna de opinión en El espectador.


Columna de opinión en El Espectador.

No celebro ningún muerto

Por: Yolanda Ruiz
Que me perdonen los que piden sangre y venganza desde las tribunas, mientras en la arena se matan jóvenes en una guerra que ellos no inventaron; que me perdonen pero no celebro ningún muerto, ni ningún bombardeo. Que me perdonen si no pido más guerra para vengar una matanza.
No creo en ojo por ojo ni en muerto por muerto. Me duelen los militares acribillados de manera brutal y he llorado escuchando a sus madres y a sus viudas y me he quedado sin palabras ante un micrófono, sin saber qué decir para paliar el dolor sin encender más violencia. Me inundó la rabia, se me escapó el sueño, me indigné, me deprimí.
Y eso mismo me ocurrió con las madres de Soacha, mujeres que enterraron a sus hijos muertos como falsos positivos en combates que nunca existieron. Me pregunto si hay diferencia entre unas madres y otras y me pregunto también quiénes serán las madres que hoy lloran a dos guerrilleros muertos el fin de semana. No lo sabemos porque esos muertos ni derecho a nombre tienen. Me pregunto qué diferencia a esas madres y ya me darán explicaciones sobre legalidad e ilegalidad, instituciones y terrorismo, porque siempre hay discurso, pero yo las veo a todas como madres “huérfanas” de hijos y, como también soy madre, sé que nada, absolutamente nada, justifica la muerte de un hijo. No hay bandera, ni idea, ni heroísmo que justifique perder la vida de uno de estos muchachos, ni el dolor de tantas madres.
Los muertos de esta guerra son en su mayoría jóvenes, casi niños, reclutados muchos de ellos de manera ilegal por el fusil o de manera legal por la pobreza. Son carne de cañón de una guerra sin sentido que se alimenta sola porque ante cada ataque se incuba más rabia, más dolor, más deseo de venganza.
Y estamos en una trampa absurda por la incapacidad de quienes deben acabar este conflicto: de un lado la estupidez de una guerrilla que no ha entendido que esta es (¿o era?) la última oportunidad que daba un país agotado de la guerra; una guerrilla que no ha descubierto que en sí misma es un enorme error histórico porque desde hace lustros debió dejar de existir. ¿Nadie les habrá contado a las Farc que en medio continente la izquierda llegó al poder por la vía de las urnas? Y del otro lado un gobierno que no ha sabido contarle a Colombia lo que está en juego en el proceso de paz, ni ha podido liderar al país hacia la reconciliación. La paz no se logra en La Habana, esa paz es de Colombia; a ella se llega con respaldo de la gente o sólo se sembrará una nueva violencia. Y entre Gobierno y guerrilla, sentados en una negociación que se extiende de manera peligrosa, suena el grito de una derecha que hace política con los muertos, que no ha entendido tampoco que no se pudo exterminar a la guerrilla a punta de bala y que no hay salida distinta a la que han tenido la mayoría de guerras en el mundo: terminar en una mesa con una dosis de justicia transicional (sí, una dosis de impunidad).
Hoy queremos vengar la muerte de los muchachos del Cauca y es posible que para hacerlo enterremos a cientos más de lado y lado. ¿Los muertos de mañana nos devolverán a los de hoy?
Justicia, reparación, verdad y todo lo demás, por supuesto, pero la salida a la guerra no puede ser más guerra. Es lo que hemos ensayado 60 años y no nos ha funcionado. Alguien tiene que parar la venganza.
Es el clamor que se escucha desde la Colombia sumida en la guerra cada vez que nos callamos los que hablamos cómodamente desde las grandes ciudades. Los que ponen los muertos no quieren más guerra, los que se lucran de ellos para hacer política o para hacer negocios, debaten si es bueno bombardear o no. Que me perdonen pero no aplaudo ningún muerto. Me duele el dolor de todas las viudas y el de todas las madres. No enterremos ni un hijo más.
·         Yolanda Ruiz | Elespectador.com


Farc, salvavidas de Uribe


Columna de opinión en El Espectador
http://www.elespectador.com/opinion/farc-salvavidas-de-uribe 



Si hubiesen buscado un efecto más útil para la extrema derecha, no lo habrían logrado. La masacre de once uniformados por las Farc le ofreció a Álvaro Uribe ocasión privilegiada para convertir parte de la indignación nacional hacia esa guerrilla en impugnación del proceso mismo de paz.

Por: Cristina de la Torre
Pescando en el odio que el país le profesa al grupo armado, a medias fruto de sus crímenes y de su arrogancia, a medias inducido por el exmandatario que las acorraló en su hora, a éste le vino el hecho como anillo al dedo. Justo en el momento más amargo de su movimiento. Cuando la Corte Suprema mandaba a la cárcel a dos de sus exministros por delitos que —según ese tribunal— involucran a la persona del entonces presidente. Y los recluidos completan la cifra de 20 figuras, entre las 30 del círculo más estrecho del uribato, condenadas o investigadas por delitos penales.
Maestro de la oportunidad, Uribe evoca ahora el imaginario de su seguridad democrática —mano dura, corazón duro— para tratar de ocultar con esa bandera de humo las secuelas malolientes de su mandato. Mientras ve desplomarse su popularidad del 80% que otrora lo acompañó al 50% de hoy. Pero aparecen nuevos colombianos que vacilan entre la paz y la guerra. Acaso no Uribe, sabedor de que sin subversivos no hay guerra, y sin guerra pierde él su razón de ser histórica. Su coco es la paz; su coartada, las Farc. Sus supuestas propuestas de paz no aportan a la terminación del conflicto. Antes bien, parecen enderezadas a abortar el proceso de negociación. No otra cosa sugiere su obsesión en negarles a los jefes de las Farc toda forma de privación de libertad distinta de la cárcel, y su posibilidad de hacer política una vez reinsertados. Pretender acantonar a las Farc prematuramente, sin haber suscrito acuerdo final, equivale a imponerle rendición a una guerrilla no derrotada por las armas, y dinamitar el proceso.
Sus dardos más afilados, contra Santos, a quien culpa del asesinato de los soldados. En reciprocidad con las Farc, les regala Uribe esta prenda contra el Estado de derecho que el presidente encarna. Y aquellas, acostumbradas a reclamarse víctimas, no victimarios, endilgan al primer mandatario la misma responsabilidad. Moñona.
Pero la justicia no es siempre para los de ruana. Última prueba, el desenlace del juicio a Yidis Medina y a sus pares Pretelt y Palacio en el cohecho que aseguró la reelección de Uribe. Para no mencionar los 60 parapolíticos y altos exfuncionarios que pagan cárcel. Todos los días ve el expresidente un nuevo miembro de su aparato de poder ir a prisión o huir. Entonces vuelve por los fueros del movimiento de opinión diluida en fe de carbonero, y en tácita invocación de tierra arrasada para todo el que atente contra Dios y la Patria. Como las Farc —dirá— y su compinche Santos, que propagan el castro-chavismo y les caen a mansalva a los héroes de la patria. Todo, servido en bandeja por las Farc.
Joaquín Villalobos, excomandante del Frente Farabundo Martí de El Salvador, calificó la matanza de los soldados como “militarmente cobarde” y “políticamente torpe”. Un autogolpe de las Farc. Insistir en las armas convierte a las guerrillas colombianas en “fuerzas reaccionarias que sirven para encarnar el miedo a la izquierda, y en el principal lastre para que ésta avance en Colombia”. Ahora lo que se impone es la política, no los tiros. El proceso de paz le parece irreversible. Pero, diríamos nosotros, requiere un timonazo que concite autocrítica de las Farc, sometimiento a la justicia transicional, reconocimiento de sus víctimas y genuino compromiso de ingresar lealmente en la legalidad. Única manera de extinguir la última chispa que enciende el fuego de la caverna.
 Blogcdlt.wix.com/cristinadelatorre
·         Cristina de la Torre | Elespectador.com



lunes, 20 de abril de 2015

Libertad de expresión



Índice de Libertad de Expresión y Acceso a la Información Pública en Colombia
Luego de un proceso de dos años de construcción colectiva, en el que participaron cerca de 200 periodistas, directores de medios e investigadores sociales del país, el Proyecto Antonio Nariño (PAN)* presentó los resultados del Índice de Libertad de Expresión y Acceso a la Información Pública en Colombia.
http://www.fescol.org.co/index.php?option=com_content&view=article&id=244:indice-de-libertad-de-expresion-y-acceso-a-la-informacion-publica-en-colombia&catid=28:lanzamientos&Itemid=25