En las redes sociales circula una insólita propuesta: tratar de coger en una verdad al senador Eduardo Carlos Merlano Morales. En efecto, desde que en Barranquilla estalló el escándalo al negarse a una simple prueba de alcoholemia en un retén de la Policía, el congresista ha encadenado mentira tras mentira. Esto tiene a miles de cibernautas de Colombia en una intensa campaña en su contra. Aunque es difícil prever cómo terminará, por ahora los tuiteros exigen la renuncia a su curul.
http://www.semana.com/nacion/va-merlano-merlano/177687-3.aspx
Blog de comentarios gráficos sobre artículos y noticias, publicados en los medios de comunicación.
jueves, 24 de mayo de 2012
martes, 22 de mayo de 2012
¡Que viva el TLC, carajo!
¡Que viva el TLC, carajo!
Por: Godofredo Cínico Caspa
Con el
inicio del Tratado de Libre Comercio con nuestros guías espirituales y
materiales de los gloriosos Estados Unidos de América, se abre desde los
océanos la puerta de nuestra felicidad eterna.
Atrás
quedaron los oscuros días en los cuales los necios del centro y la izquierda
trataban de oponerse a esta panacea que nos pone en el sendero de la riqueza
física y moral, en la vía expedita hacia la inmortalidad, hacia la adquisición
barata del paraíso terrenal.
De nada
les valieron sus quejas necias y sus sinrazones purulentas a los que quieren
mantenernos en el atraso, el aislamiento y la oscuridad. A los que no quieren
que nos lleguen a precios bajos los magníficos productos de nuestros
benefactores anglosajones, que no son solo objetos, porque con el TLC vendrán
del Norte además de los tiernos y gordos cuadriles de pollo repletos de
nutritivos químicos y con antibióticos fuertes para de una vez erradicar los
leucocitos de este país, sino también el bendito maíz transgénico, étnicamente
puro y blanco que reemplazará a la chicha y a la insípida amarillenta y
palúdica mazorca muisca.
Digo,
también llegarán los grandes frutos del la ideología, el pensamiento y el
espíritu que nuestros protectores y jefes del Rio Grande al Norte, nos enviarán
para civilizar de una vez por todas a este reinito mestizo y culi pronto.
Me
refiero desde luego a intangibles que importaremos y que se nos enviarán a
raudales, en canal o en gruesas, como el “American way of live”, el “time is
Money” el “in dollar we trust”, el expansionismo, el acertado neo colonialismo
y el nunca bien ponderado imperialismo que ha hecho de los USA la gran potencia
y a los monos los civilizadores de Occidente.
Una vez
adaptadas estas premisas fundacionales que llegarán de Los Ángeles a
Buenaventura o de Miami a Barranquilla, podremos sin agüero, por ejemplo,
avasallar de una vez por todas a la indiada ecuatoriana o boliviana y hacer con
ellos lo que los norteamericanos han hecho con nosotros, es decir, protegernos,
ponerlos a producir y convertirlos en satélites del gran polo de desarrollo que
será Colombia. Podremos saquear a manotadas a esos pueblos sin estructura,
moral ni ley y con esa platica pagar el costo de la gran ayuda de los hermanos
gringos.
¿Y qué me
dicen por ejemplo de otras importaciones conceptuales fundamentales para
nosotros como la llamada “guerra fría” que nos permitirá tener a raya a Chávez;
el segregacionismo que nos ofrecerá las armas para mejorar el ADN nacional; o
la larga experiencia de los rubios queridos en materia de desaparición forzada
de etnias aborígenes, que allá sacaron de circulación muy temprano, evitando
así la existencia de mingas, resistencias, guardias indígenas y demás
subversiones que aquí han implementado los nativos retrecheros y ladinos?
Con la
importación de la experiencia norteamericana sí que podremos desarrollar aun
más nuestras saludables, estables y rentables guerras intestinas, y no solo
eso: tendremos la tecnología, la moral, y la voluntad de trasladar nuestras
confrontaciones al vecindario y aún más lejos. Tomando ejemplos de guerras de
alto contenido ético y de limpieza anti comunista o anti mahometana, cuya
experiencia heredaremos, como las de Corea, Vietnam, Afganistán y las del Golpe
Pérsico. Veo a Colombia repleta de cárceles “Guantánamo Style”…
Y ni
hablar lo que aprenderemos e importaremos en materia de masacres
indiscriminadas, “serial killers” y todas las tendencias maniqueas tan
importantes para consolidar nuestra visión del bien y del mal, nuestra única
idea y el unanimismo que nos permitirá acabar con tanta oposición.
Veo
llegar en barco versiones contemporáneas del “new deal” de Roosevelt para
lograr que nuestro Estado y el gobierno intervengan en la economía, pero esta
vez para potenciar lo privado sobre lo detestablemente público, o sea contra
las vainas del populacho, hoy ensoberbecido y altanero. ¡Que lleguen ya nuevas
formas del aislacionismo en poderosos conteiner cargados de chicles!
¿Y qué
tal la importación de prohibicionismo, la ilegalización definitiva hasta del
Mejoral? Veo llegar por Santa Marta o en avión hacia El Dorado una nueva “Dust
Bowl” que nos garantice el empobrecimiento definitivo de los labriegos, para
que no tengan así ni fuerzas ni ganas de levantarse y de joder con reparación y
justicia o inconvenientes leyes de tierras.
Nosotros
también tenemos derecho a pasar por nuestra propia “Gran depresión”.
Hablan de
exportaciones de productos del agro hacia los Estados Unidos. ¡Pamplinas! A
dedicarse solo a importar. ¿Para qué exportar nuestros productos de tercera, si
todo nos llegará a rodos desde el Norte? ¿Qué eso va a afectar al agro? Pues
mejor, con eso se acaba esa pendejada del campo, vulgar atraso de otros siglos.
Dediquémonos
a exportar sí, pero lo bueno, lo tradicional como la coquita o la palma y que
en libre cambio monumental, los gringuitos se lleven todo lo que nos sobra acá,
el agua, el oro, el petróleo, el carbón y demás cosas de las cuales ni sabemos
servirnos.
La
llegada de ideas y materiales ultra neo liberales, solo puede redundar en el
pingüe beneficio de los inversionistas, banqueros y gentes de bien. Si la gente
rica está contenta, el país vivirá feliz. Y no habrá necesidad de tener a raya
a los insurrectos.
Y que nos
manden más armas para matarnos entre nosotros y así controlar la desbocada
explosión demográfica debida al pecado ese de andar pensando todo el día en
tirar, tirar y tirar, en lugar de trabajar, trabajar y trabajar…
Les
pagaremos su beneficiosa influencia con territorios, minas, ríos, selvas, y
claro, el sudor de los que deben trabajar para el bien de nuestros jefes ¡God
bless and save América!
Necesitamos
un buen café importado y unos bananos de la Florida, que reemplacen las
vetustas plantaciones nacionales. Hasta tierra exportaremos, el país entero en
barcos graneleros donde lleven nuestra fertilidad para que allá produzcan y acá
paguemos y consumamos.
¡No más
arroz del Saldaña, no más mazamorra, sancocho valluno, arroz con coco ni sopa
de cubios! Que en nuestra cabeza solo quepa la idea de la hamburguesa y la
malteada, con carne de Missouri y leche de Wyoming.
Sin
olvidar la necesidad de que nos exporten de una vez a sus “marines” y demás
fuerzas amadas para que acaben acá con el relajo y destruyan ese concepto
arcaico de la soberanía y de la nación.
Desde el
punto de vista religioso el TLC nos permitirá la consolidación de las
corrientes protestantes mayoritarias allá y que aquí poco a poco van surgiendo.
La importación de las costumbres puritanas y de supremacía racial ayudarán a la
construcción de una Colombia blanca y cero promiscua, donde solo se haga el
amor para reproducirse como quiere nuestro amo Uribe y su patriarca Monseñor
Ordóñez.
Que nos
manden todo y que se lleven todo, y de ese modo lograremos ser como ellos,
paradigmas de nuestra era.
Démosle
la bienvenida a nuestro futuro, a nuestra felicidad y a voz en cuello cantemos:
“O say, can you see, by the dawn’s early light,
What so proudly we hailed at the twilight’s last gleaming?
O en
español, lengua que gracias al TLC también desaparecerá:
“Amanece:
¿no veis, a la luz de la aurora,
lo que
tanto aclamamos la noche al caer?”
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